El futuro nos espera by José Antonio Gómez

El futuro nos espera by José Antonio Gómez

autor:José Antonio Gómez
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción
publicado: 2015-12-12T00:00:00+00:00


IV

El Presidente se dirigía en su coche oficial a los estudios de la televisión estatal. En ese día tenía intención de dirigirse a los españoles para hacer una comparecencia y exponer los éxitos del primer trimestre del «Renacimiento de la Patria» como la propaganda oficial había llamado a su nuevo Régimen. Se sentía satisfecho con lo que se había hecho en tan poco tiempo. Entre Neus Yuste y él habían creado una réplica del Estado franquista siguiendo los mismos pasos que dio el Caudillo allá por los años cuarenta. Represión, falta de libertades, persecución ideológica, detenciones, juicios sumarísimos, miedo, mucho miedo eran algunas de las palabras que mejor podrían definir el régimen político que había implantado. España dejó de ser una democracia precisamente el día en que el pueblo elegía a través del sufragio a sus representantes. Una paradoja que le hacía sonreír cada vez que le venía a la mente ese contrasentido.

Durante los primeros días detuvo a más de trescientas mil personas. Cualquier persona que simplemente hubiera estado afiliado a un partido o a un sindicato ya se le imputaba un delito contra el Estado. No se hicieron miramientos en si había tenido una o no responsabilidades públicas, responsabilidades internas o simplemente militara. No habían cometido infracción alguna, pero podían cometerla o se podían organizar para hacerle oposición del mismo modo en que durante los cuarenta años del franquismo esa gente se dedicó a organizar huelgas, manifestaciones o a correr por todos los países de Europa para malmeter contra el Régimen. Lo mejor era tenerlos encerrados. Al ser tanta gente se habilitaron unos «Centros de Detención Preventiva» donde se les retenía sin juicio previo y sin poder acceder a la cobertura legal de un abogado. No se podía dejar en la calle a aquellos que antes o después se convertirían en un problema. También detuvieron a los homosexuales o a las dirigentes de los movimientos feministas. Cualquier persona que fuera indeseable o que pudiera alzar la voz más de lo que los nuevos dirigentes iban a permitir acababa en los Centros de Detención.

Estaba satisfecho porque había conseguido imponer el miedo a los ciudadanos. Sólo hubo un conato de rebelión que fue reprimido del mismo modo en que el general Yagüe hubiera hecho. Murió mucha gente en aquella manifestación pero él no se inmutó. Daños colaterales necesarios para que el cambio de régimen fuese «pacífico». Desde aquel día, nada, sólo paz. Los españoles acataron las normas que él había puesto y que expuso de forma clara en su primer discurso en televisión después de haberse hecho con el poder total.

De todos modos, y para evitar desviaciones, la policía y los militares hacían sentir su presencia en las calles. Por otro lado había creado una especie de fuerza paramilitar paralela que hacía las funciones que las Fuerzas de Seguridad no podían hacer, es decir, que cometían delitos bajo la protección del Gobierno. Esta organización la formaban los jóvenes del Partido Conservador que no habían renunciado jamás a la nostalgia por el



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